Viaje a Italia

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La propuesta que me nos hizo la Madre Roberta junto a su consejo de regresar a Italia algunos dias después de tanto tiempo, fue para mí un regalo del cielo, que el Espíritu Santo siga iluminando y fortaleciendo a quienes tienen la responsabilidad de guiarnos.

Llegar a casa madre y poder contemplar la urna del  Fundador una vez más, fue  una gracia especial, en su presencia sentí que San Vicente me dice: los caminos de Dios son siempre nuevos, solo goza  en recorrerlos.

Así fue que viví un mes cargado de sorpresas en sorpresas con mucho asombro y admiración,  recorriendo caminos impensados que me llevaron al encuentro de las hermanas que tanto quería conocer y saludar, experimentando  fraternidad gratuita en donación y acogimiento en cada comunidad por donde compartimos juntas con la Hna. Mercedes. Admiré mucho la fidelidad acumulada en sus rostros, y la serenidad con que pasan sus jornadas rezando y renovando su entrega por el Señor y por su querido Instituto, como escuché de diversas hermanas.

Conocimos muchos lugres históricos por dónde pasó y vivió tanta gente  Santa. Un agradecimiento grandísimo a las hermanas que ofrecieron su disponibilidad para acompañarnos e instruirnos con su saber, compartiendo jornadas maravillosas, ricas de generosidad y testimonio.

Personalmente me ayudó mucho este mes en Italia para dilatar y renovar mi consagración en el carisma de las Hijas del Oratorio.

Rezo y ofrezco todo a Jesús por las nuevas vocaciones que conocimos y compartimos, que ellas también experimenten la satisfacción de la entrega a Jesús en nuestro Instituto, aprecien el carisma que San Vicente nos dejó, y puedan vivirlo en alegría, es lo mejor que nos puede pasar.

Termino agradeciendo a Jesús y María por tanto amor, que permitieran cerrar nuestro caminar,  contemplando la Virgencita  de Roggione, que el mismo Fundador mirara.

¡Eternamente agradecida!

Hna. Ana Rosa Díaz

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