Padre Venancio Francia: un pastor con olor a ovejas
El Padre Francia, así lo llamaban todos sus parroquianos y también nosotras, las hermanas Hijas del Oratorio también, ya que durante muchos años acompañó a la comunidad de Caseros en las actividades pastorales. Por ello queremos compartir con los lectores del blog «La Via é aperta, bisogna andare» la alegría, emoción y cúmulo de recuerdos que sentimos al ver el video y las fotos, que nos llegaron desde Italia, precisamente desde San Benedetto del Querceto, su pueblo natal, que el 1 de noviembre vivió un día de fiesta, jornada en la que se inauguró el busto del Padre Venancio Francia en reconocimiento a su caridad y «pasión» apostólica.
Indudablemente, el video y las fotos nos llamaron a examinar nuestra vida. Siempre alegre, sencillo, humilde, preciso… (De lunes a viernes llegaba puntual, a las 06.15, para celebrar la Eucaristía a las hermanas de la comunidad). Así también lo hacía con sus parroquianos, siempre dispuesto a la confesión, la catequesis y a celebrar la Eucaristía de lunes a viernes y durante los fines de semana celebraba tres Misas, una en la Parroquia Monte Calvario y dos en el templo Santa Teresita. Sus homilías eran cortas, precisas y siempre dejaban una enseñanza concreta.
Nos hacía acordar mucho a San Vicente Grossi: él nunca necesitaba nada, todo era suficiente…. La virtud de la pobreza lo caracterizaba. Por eso muchas veces lo escuchamos decir, señalando con el dedo índice de su mano derecha, «No no, eso es ostentación». Obviamente esas palabras vinieron de inmediato a la mente al ver las fotos y video.
Estas son las expresiones de algunos de sus fieles.
«A veces no le entiendo bien todo lo que dice, habla un poco cerrado, pero vengo siempre acá porque veo un santo, siento que es un santo y más cuando el rayo de sol que pasa por la venta lo ilumina».
«No tengo dudas, es un santo. Para nuestra familia nos obtuvo varias gracias».
«Lo recuerdo juntando diarios para vender y arreglar el templo, y llevando a los chicos al mar en un colectivo muy precario».
«Lo acompañamos a visitar su hermano a Italia, después de muchos años que no se veían, y ahí nos enteramos que su nombre era Héctor; cuando le dijimos: «Padre nos dijo que se llamaba Héctor!» y el con picardía respondió: «No lo sabía».
Otra anécdota muy linda es la que vivimos en Suiza, estábamos en el Templo para el casamiento del sobrino de Carlitos Romeo, que lo había acompañado, el Sacerdote se equivocó de horario, y no llegó. Entonces Carlitos dijo, en Argentina siempre llevamos un sacerdote de repuesto…» y Padre Venancio Francia celebró el sacramento.
«Yo fui a catequesis a la Iglesia Santa Teresita y todos queríamos llegar temprano para jugar a la ronda y saltar a la soga con él en la vereda. Con eso creo que está todo dicho».
«Lo recuerdo muy bien por el barrio andando en su bicicleta… o trabajando de albañil en su parroquia, a su paso todos lo saludaban… Sacerdote muy querido y respetado».
Pedimos al Padre Francia que desde cielo continúe guiando e intercediendo, junto a San Vicente, por esta obra educativa, obra en la que durante muchos años desarrolló su ministerio Sacerdotal de un modo ejemplificador.