Haciendo memoria (1)
Cierro mis ojos y entro en el túnel del tiempo. De lejos percibo una figura frágil y premurosa, que se desliza desde la cocina a la despensa, del comedor a la guardería, y de allí a la capilla y siempre parece estar balbuceando algo. Cuando advierte mi presencia sonríe y entre un “italiano-castellano” me pregunta como estoy…
Es la Hna Virginia Carafoli, mujer consagrada a Dios, que vive su entrega cada día en la simplicidad y en la generosidad, y por su servicio en la cocina, diría bastante discreta.
«Que nadie se quede encerrado en su propio yo,
en la autorreferencialidad de la propia pertenencia étnica y religiosa».
Ella un día partió de su «Bella Italia» respondiendo al llamado misionero que la Iglesia hacia para América Latina. «Son muchos los invitados, pocos los decididos….» cantaba P. Zezhinio. Ella era una decidida… no le importó la edad, el idioma, la distancia, el lugar… y allí estaba como presencia fecunda en la Pquia San Antonio de Padua en Ciudadela, donde las Hijas del Oratorio plantaron su primer semilla misionera respondiendo a la misión ad gentes.
Era la mujer que caminaba siempre con la vista hacia adelante, desgranando su rosario permanentemente.
Y cuando estaba en la capilla «ERA LA ORACION». Su postura, su mirada y su bisbilleo, hablaban de su conexión con Alguien Presente, Vivo y Real…
Hna Stella Maris R.